Mesopotamia
Los
súmenos, un pueblo no semita, controlaba la zona más baja del Eufrates, o
Sumer, durante el período de la Primitiva Dinastía, 2800-2400 a. C. Estos
sumerios nos proporcionarían la primera literatura de Asia, ya que el mundo
cuneiforme sumerio se convirtió en la lengua clásica y floreció en la escritura
de las culturas de la totalidad de Babilonia y Asiría, hasta aproximadamente el
primer siglo a. C. si bien fue hablada de forma discontinuada hasta
aproximadamente 1800 a. C. El origen de la escritura sumeria permanece todavía
sumido en la oscuridad. Pudo muy bien haber sido tomada en préstamo de un
pueblo anterior, más primitivo, aunque letrado, con respecto al cual,
desafortunadamente, no se dispone de textos inteligibles.
La
avanzada cultura sumeria de la Primera Dinastía de Ur, la última fase del
período de la Primitiva Dinastía, ha sido desenterrada en un cementerio
excavado por C. Leonard Woolley. Los ataúdes de madera de las gentes
comunes, en donde se encontraron alimentos, bebidas, armas, utensilios, collares,
objetos de adorno en cajitas y brazaletes, sugiere la idea de que aquellas
gentes, ya anticipaban una vida después de la muerte. Las tumbas reales
contenían una amplia provisión de objetos para la ultratumba, incluyendo
instrumentos musicales, joyas, ropas, vehículos e incluso sirvientes, que
aparentemente bebieron sin violencia de la droga que se les suministró al
efecto, quedando sumidos en el último sueño. En la tumba del Rey Abargi se
encontraron sesenta y cinco víctimas. Evidentemente, era considerado
esencialmente religioso el sacrificar seres humanos en el enterramiento de las
personas sagradas, tales como reyes y reinas, esperando, en consecuencia, el
asegurarse la servidumbre en el más allá.
En
el campo de la metalurgia, al igual que en las obras artesanas de los joyeros y
cortadores de piedras preciosas, los sumerios no tuvieron rival en la
antigüedad. Informes comerciales preservadas en las tablas de arcilla, revelan
un detallado análisis de su vida económica. Un panel de madera (56x26 cms.) en
una de las tumbas, representan escenas tanto de la guerra como de la paz. Los
carros guerreros ya estaban en uso para los lanzadores de la jabalina durante
el combate. La falange, que tan efectivamente fue utilizada por Alejandro
Magno, muchas centurias más tarde, ya era conocida por los sumerios. Los
principios básicos para la construcción, utilizados por los arquitectos
modernos, también les resultaban familiares. Con éxito en los cultivos
agrícolas y prósperos en el comercio general, la civilización sumeria alcanzó
un avanzado estadio de cultura (2400 a. C.) e indudablemente fue desarrollado a
lo largo de un período de varios siglos. Su último gran rey, Lugalzaggisi,
extendió el poder sumerio lejos hacia el oeste y alcanzó el Mediterráneo.
Mientras
tanto, un pueblo semítico, conocido como el acadio, fundó la ciudad de Acad al
norte de Ur sobre el Eufrates. Comenzando con Sargon, esta dinastía semítica,
sobrepasó a la sumeria y de esta forma mantuvieron la supremacía por casi dos
siglos. Tras haber derrocado a Lugal-zaggisi, Sargon nombró a su
propia hija como gran sacerdotisa de Ur en reconocimiento de la diosa-luna
Nannar. Así extendió su dominio por toda Babilonia, de tal forma que Finegan
habla de él como el "más poderoso monarca" que jamás hubiese gobernado
la Mesopotamia.
Su dominio se extendió hasta
el Asia Menor.
Que
los acadios no tuviesen ninguna hostilidad cultural, parece estar reflejado en
el hecho de que adoptaron la cultura de los sumerios. Su escritura fue
adoptada por la lengua semítica babilónica. Tablillas descubiertas en Gasur,
que más tarde fue conocida como Nuzu en tiempo de los humanos, los horcos
bíblicos, indican que este antiguo período acadio fue un tiempo de prosperidad,
en el cual el plan de instalación fue utilizado comercialmente por toda la
extensión del imperio. Un mapa de arcilla, entre lo extraído de las
excavaciones, es el mapa más antiguo conocido por el hombre.
Bajo
la égida de Naram-Sin, el nieto de Sargon, el poder acadio alcanzó su punto
culminante. Su estela de victorias puede admirarse en el Louvre de Paris.
Contiene el testimonio de sus triunfales campañas en las Montañas Zagros. La
supremacía de su gran reino semítico, declinó bajo los gobernantes que le
sucedieron.
La
invasión gutiana procedente del norte (ca. 2080 a. C.),
terminó con el poder de la dinastía acadia. Aunque se conoce poco de estos
invasores caucásicos, estos ocuparon Babilonia por casi un siglo. Un gobernante
en Erech en Sumer, acabó con el poder de los gutianos y preparó el camino para
un resurgimiento de la cultura sumeria, que llegó a su máximo esplendor bajo la
Tercera Dinastía de Ur. El fundador de la dinastía, Ur Nammu, erigió un gran
ziggurat en Ur. Ladrillo tras ladrillo, excavados de esta gran estructura (61
por 46 mts. en la base y alcanzando una altura de 24 mts.), tienen escrito el
nombre del Rey Ur-Nammu con el título de "Rey de Sumer y Acad". Aquí,
Nannar, el dios-luna y su consorte Nin-Gal, la diosa luna, fueron adorados
durante la edad dorada de Ur.
Tras
un siglo de supremacía, esta dinastía neo-sumeria quedó colapsada y la tierra
de Sumer revirtió al viejo sistema de las ciudades-estados. Esto permitió a los
amoreos, o semitas occidentales, que se habían ido gradualmente infiltrando en
Mesopotamia, una oportunidad para ganar ascendencia en la cuestión.
Virtualmente toda la Mesopotamia fue pronto absorbida por los semitas.
Zimri-Lin, cuya capital era Mari sobre el Eufrates, extendió su influencia
(1750 a. C.) desde el curso medio del Eufrates en Canaán, como el gobernante
del estado más importante. El magnífico palacio de Mari tuvo pronto casi
trescientas habitaciones construidas en una extensión de quince acres de
terreno; de los desperdicios, los arqueólogos han recobrado algo así como
20.000 tablillas cuneiformes. Estos documentos de arcilla que revelan los
intereses políticos y comerciales de los gobernantes amoreos, demuestran una
eficiente administración de un imperio de altos vuelos.
Sobre
el 1700 (a. C.) Hamurabi, que había hecho desarrollar la pequeña ciudad de
Babilonia en un gran centro comercial, estuvo en condiciones de conquistar Mari
con sus extensos dominios. No solo dominó el alto Eufrates, sino que
también subyugó el reino de Sami-Adad I, cuya capital estaba en Asur, sobre el
río Tigris. Marduc, el rey dios de Babilonia, ganó una prominente posición en
el reino. Lo más significativo de los logros de Hamurabi, fue su Código de la
Ley descubierto en 1901 en Susa, que había sido tomado por los elamitas cuando
cayó el reinado de Hamurabi. Puesto que las antiguas costumbres sumerias
estaban incorporadas en esas leyes, es muy verosímil que ellas representen la
cultura que prevaleció en Mesopotamia en los tiempos patriarcales. Muchas de
las cartas de Hamurabi que han sido descubiertas, indican que fue un eficiente
gobernante, emitiendo sus órdenes con claridad y con atención al detalle. La
Primera Dinastía de Babilonia (1800-1500 a. C.) se hallaba en su cima, bajo el
mando de Hamurabi. Sus sucesores fueron perdiendo gradualmente prestigio hasta
la invasión de los casitas, que conquistaron Babilonia en 1500 (a. C.)
Egipto
Cuando
Abraham llegó a Egipto, esta tierra podía presumir de una cultura de más de un
milenio de antigüedad. El comienzo de la historia en Egipto,
se inicia usualmente por el rey Menes (3000 a. C.) quien unió dos reinos, uno
en el Delta del Nilo y otro en el Valle. Los gobernantes del primero y
segundo período dinástico, tuvieron su capital en el Alto Egipto cerca de Tebas. Las
tumbas reales excavadas en Abydos, han mostrado vasos de piedra, joyas, vasijas
de cobre y otros objetos enterrados con los reyes, reflejando así una alta
civilización durante aquel primitivo período. Fue la primera era de comercio
internacional en tiempos históricos.
La
edad clásica de la civilización egipcia, conocida como el período del Antiguo
Reino (2700-2200 a. C.), y que comprende las dinastías III-VI, testifica
un número de notables logros. Gigantescas pirámides, las maravillas de los
siglos que seguirían, proveen un amplio testimonio de la avanzada cultura de
esos primitivos gobernantes. La Pirámide escalonada de Saqqara, la más
primitiva gran estructura hecha de piedra, fue construida como un mausoleo real
por Inhotep, un arquitecto que también ganó renombre como sacerdote, autor de
proverbios y mago. La Gran Pirámide en Gizeh alcanza un techo de 147 metros por
una base de casi cuatro hectáreas de base. La gigantesca esfinge que representa
al Rey Kefrén de la Cuarta Dinastía, es otra obra que no ha tenido parigual.
Los "Textos de las Pirámides" inscritos durante la Quinta y la Sexta
Dinastía sobre los muros de las cámaras y salones, indican que los egipcios en
su adoración al sol se anticiparon a la posteridad. Los proverbios de Pathotep,
que sirvió como Gran Visir bajo un Faraón de la Quinta Dinastía, son realmente
notables por sus consejos prácticos.
Las
siguientes cinco dinastías que gobernaron a Egipto (2200-2000 a. de C.),
surgieron en un período de decadencia. Decreció el gobierno centralizado. La
capital fue trasladada de Menfis a Herakleópolis. La literatura clásica de este
período refleja un gobierno débil y cambiante. Hacia el fin de este período, la
Undécima Dinastía, bajo el agresivo Intefs y Mentuhoteps, se construyó un
estado fuerte en Tebas.
El
Reino Medio (2000-1780 a. C.) marca la reaparición de un poderoso gobierno centralizado.
Aunque nativa para Tebas la Dinastía Duodécima estableció su capital cerca de
Menfis. La riqueza de Egipto aumentó de valor por un proyecto de irrigación que
abrió el fértil Fayum con su valle para la agricultura. Simultáneamente una
enorme actividad en edificar grandes edificios se produjo en Karnak, cerca de
Tebas y en otros lugares del país. Además de promover operaciones de minería
para la extracción del cobre en la península del Sinaí, los gobernantes también
construyeron un canal que conectaba el Mar Rojo con el Nilo; esto les capacitó
para mantener mejores relaciones comerciales con la costa somalí de África
oriental. Hacia el Sur, Nubia fue anexionada hasta la tercera catarata del Nilo
y allí se mantuvo una colina comercial fortificada. Los objetos egipcios
encontrados por los arqueólogos en Siria, Palestina y en Creta, atestiguan las
poderosas actividades comerciales de los egipcios en la esfera del Mediterráneo
oriental.
Mientras
que el Antiguo Reino se recuerda por su originalidad y su genio en el arte, el
Reino Medio hizo su contribución en la literatura clásica. Las escuelas de
Palacio entrenaban oficiales en leer y escribir durante el próspero reinado de
los Amenhemets y Senuserts de la Duodécima Dinastía. Aunque la masa permanecía
en la pobreza, resultaba posible para el individuo medio en aquella época de
feudalismo entrar al servicio del gobierno por medio de la educación,
entrenamiento, y especial capacidad. Los textos de instrucción inscritos en los
ataúdes de personas ajenas a la realeza, indican que muchas personas entonces
gozaban, de la posibilidad de entrar en "la otra vida". "La
historia de Sinuhé" es el más fino ejemplo de la literatura procedente del
antiguo Egipcio destinado a entretener. "The Song of Harper" (El
Canto del Arpista) es otra obra maestra del Reino Medio, enriquece a los
hombres para que gocen de los placeres de la vida.
Dos
siglos de desintegración, declive e invasión, siguieron al Reino Medio;
consecuentemente este período es bastante oscuro para el historiador. Las
débiles dinastías XIII y XIV dieron paso a los hicsos o
pueblo amurito. estos intrusos, que probablemente llegaron desde el Asia Menor,
destruyeron a los egipcios por medio de carros guerreros tirados por caballos
y del arco compuesto, ambas armas desconocidas para las tropas egipcias. Los hicsos establecieron Avaris en el
Delta como su capital. Sin embargo, ios egipcios quedaron autorizados para
mantener una especie de autoridad en, lebas. Poco después de 1600 a. C., los
gobernantes de Tebas se hicieron poderosos, lo bastante como para expulsar a
aquel poder extraño y establecer la Dinastía XVIII, introduciendo
así el Nuevo Reino.
Canaán
El
nombre de "Canaán" se aplica a la tierra que existe entre Gaza en el
sur y Hamat en el norte, a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo (Gen.
10:15-19). Los griegos, en su comercio con Canaán, durante el primer milenio a.
C. se refieren a sus habitantes como fenicios, un nombre que probablemente
tiene en origen en la palabra griega para designar la "púrpura"
designando el color rojizo de un tinte textil desarrollado en Canaán. Ya en el
siglo XV a. C. el nombre "Canaán" se aplicaba en general la
provincia egipcia en Siria o al menos a la costa fenicia, un centro de la
industria de la púrpura. Consecuentemente, las palabras
"cananeo" y "fenicio" tienen el mismo origen cultural
geográfico e histórico. Más tarde, esta zona se conoció como Siria y Palestina.
La designación "Palestina" tiene su origen en el nombre
"Filisteo".
Con
la emigración, de Abraham hacia Canaán, esta tierra llegó a ser el punto focal
de interés en el desarrollo histórico y geográfico de los tiempos de la Biblia.
Estando estratégicamente localizado entre los dos grandes centros que acunaban
las primitivas civilizaciones, Canaán sirvió como un puente natural que
eslabonaba Egipto a la Mesopotamia. Consecuentemente, no es sorprendente
encontrar una población mezclada en aquella tierra. Ciudades de Canaán,
tales como Jericó, Dotan y otras, fueron ocupadas siglos antes de los tiempos
patriarcales. Con el primer gran movimiento semítico (amoreo) en
Mesopotamia, parece probable que los amoreos extendieron sus establecimientos
hacia la Palestina. Durante el Reino Medio los egipcios avanzaron sus intereses
políticos y comerciales hasta llegar a Siria por el norte. Mucho antes de
1500 a. C. el pueblo de Caftor quedó establecido sobre la Llanura Marítima. No
menos entre los invasores, fueron los hititas, que penetraron en Canaán
procedentes del norte y aparecieron como ciudadanos bien establecidos cuando
Abraham compró la cueva de Macpela (Gen. 23). Los refaítas, un pueblo algo
obscuro más allá de las referencias escritúrales, han sido recientemente
identificados en la literatura Urgarítica. Se conoce muy poco respecto a
otros habitantes que se anotan en el relato del Génesis. La designación
"cananea", muy verosímilmente abraza la mixtura compuesta de gentes
que ocupaban la tierra en la época patriarcal.
Geografía
Extendiéndose
en una longitud de 241 kilómetros desde Beerseba por el norte hacia Dan, Palestina
tiene un área de 9.656 kilómetros cuadrados entre el mar Mediterráneo y el río
Jordán. La anchura media es de 64 kilómetros con un máximo de 87 desde Gaza
hasta el mar Muerto, estrechándose hasta los 45 kms. en el mar de Galilea. Con
la adición de 6.437 kms. Cuadrados al este del Jordán cuya zona es llamada con
frecuencia TransJordania, esta tierra comprende aproximadamente 16.093 kms.
cuadrados.
Además
de tener una situación central y estratégica relativa a los centros de
civilización y grandes naciones de los tiempos del Antiguo Testamento,
Palestina tiene también una variada topográfica que tuvo un efecto
significativo sobre el desarrollo histórico de los acontecimientos. Por causa
de esa situación Palestina estuvo sujeta a los invasores y su neutralidad en
manos del poder más fuerte. Los acontecimientos locales con frecuencia surgen
de factores de topografía.
Para
un análisis de estas características físicas, Palestina puede ser dividida en
cuatro áreas principales: La llanura Marítima, el País de las Colmas, el Valle
del Jordán y la Meseta Oriental.
La
llanura Marítima costera consiste en la zona costera del mar Mediterráneo. La
línea de la costa es poco aprovechable para facilidades portuarias;
consecuentemente el comercio, en su totalidad, era dirigido hacia Sidón y Tiro,
en el Norte. Incluso Gaza, que fue uno de los más grandes centros de comercio
de la antigua Palestina y situada solo a cinco kms. del Mediterráneo, no tuvo
tampoco facilidades portuarias. Esta rica tierra a lo largo de la costa, puede
fácilmente ser dividida en tres áreas: La llanura de Acó, o Acre, que
se extiende al norte desde el pie de las colinas de monte Carmelo por casi 32
kms. con una anchura que varía de 3 a 16 kms. Al sur del monte Carmelo, está
la llanura de Sarán, de aproximadamente 80 kms. de longitud,
alcanzando un máximo de anchura de 19 kms. La llanura Filistea, comienza
a 8 kms. al norte de Joppa, se alarga 113 kms., hacia el sur y se expande hacia
unos 40 kms. de anchura en dirección a Beerseba.
El País
de las Colinas, o la Comarca Montañosa, situada entre
el Jordán y su valle y la llanura Marítima, es la más importante sección de
Palestina. Las tres zonas más importantes, Galilea, Samaría y Judea, tienen una
elevación aproximada que varía desde 610 a 1.220 metros sobre el nivel del mar.
Galilea se extiende al sur desde el río Orantes, inmediatamente al este de
Fenicia y a la llanura de Acre. Está dotada de un suelo fértil, donde se
cultivan las uvas, los olivos, las nueces y otras cosechas, al igual que
algunas áreas de pastoreo. Uno de os valles más pintorescos y productivos para
el cultivo de las tierras en Palestina separa las colinas de Galilea y Samaría.
Conocido como el valle de Jezreel, o Esdraelón, esta zona es vitalmente
importante en su localización estratégica a través de los tiempos de la Biblia,
igual que sucede hoy en nuestros días. Al sudeste del monte Carmelo, esta
fértil llanura se extiende aproximadamente por 64 kms., en longitud hacia monte
More, desde donde se divide en dos valles y continúa hasta el Jordán. En los
tiempos del Antiguo Testamento, los hebreos distinguían entre las zonas
oriental y occidental, conocidas respectivamente como los valles de Jezreel y
Esdraelón. La ciudad de Jezreel, a unos veinticuatro kms. del río Jordán,
marcaba la entrada a este famoso valle. La sección occidental era también
conocida por la llanura de Meguido, puesto que el famoso paso entre montañas de
Meguido era de crucial importancia para los invasores. Desde la colina de More
en el valle de Jezreel, esta fértil llanura puede verse con el monte Carmelo en
el oeste, monte Tabor hacia el norte y monte Gilboa hacia el sur. El centro
geográfico de Palestina, la ciudad colina de Samaría, surge abruptamente,
comenzando con monte Gilboa y continúa al sur hacia Betel. Las quebradas
colinas y valles de esta fértil elevación, ofrecían un paraíso a los pastores
lo mismo que a los que trabajan la tierra en la agricultura. Siquem, Dotan,
Betel y otras poblaciones de esta zona eran frecuentadas por los patriarcas.
Las tierras altas de Judea se extienden al sur desde Betel aproximadamente a 97
kms. hacia Beerseba con una elevación de unos 762 metros en Jerusalén,
alcanzando un pico más elevado de casi 914 metros cerca de Hebrón. Comenzando
en la vecindad de Beerseba, las colinas de Judea se extienden y desparraman en
ondulentas llanuras en el gran desierto, con frecuencia mencionado, del Neguev,
o tierras del Sur, con Cades-barnea marcando el extremo sur. Hacia el este de
las colinas de Judea, está la gran extensión que se designa como "el
desierto de Judá". Hacia el oeste de este occidente geográfico está el
Siquem, conocido también por las tierras bajas. En esta área estratégicamente
importante para la defensa y valiosa económicamente para los cultivos agrícolas
estaban situadas las ciudades fortificadas de Laquis, Debir y Libna.
El
valle del Jordán representa una de las más fascinantes zonas del mundo. Más
allá, a unos 64 kms. hacia el norte del mar de Galilea, se cierne en la altura
monte Hermón con una altitud de 2.793 metros. Hacia el sur, el valle del Jordán
alcanza su punto más bajo en el mar Muerto, a unos 389 metros por debajo del
nivel del mar. Cuatro corrientes de agua, una procedente de la llanura
occidental y tres de monte Hermón, se combinan para formar el río Jordán a unos
dieciséis kms., al norte del lago Hule. Desde el lago Hule, que estaba a unos
seis kms. de longitud y a dos metros por encima del nivel del mar, el río
Jordán desciende en un curso de 32 kms. a 209 metros por debajo del nivel del
mar hacia el mar de Galilea. Esta masa líquida de aproximadamente 24 kms. de
longitud, era también conocida como el mar de Cineret en tiempos del Antiguo
Testamento. En una distancia de 97 kms. el Jordán, con una anchura media de 27
a 30 metros., zigzaguea hacia el sur en un curso de 322 metros hacia el mar
Muerto, cayendo 183 metros más por debajo del nivel marítimo. La zona del
valle, que es actualmente un gran paso natural entre dos filas de montañas, es
a veces conocida como Ghor. Comenzando con una anchura de seis kms. en el mar
de Galilea, se abre hasta once kms. en Betsán, estrechándose hasta unos tres
kms. antes de expandirse a veintitrés kms. en Jericó, dentro de ocho kms. del
mar Muerto. En los tiempos bíblicos este lago llamado el "Mar Salado"
puesto que sus aguas tienen un contenido de un 25 por ciento de sal. Muy
verosímilmente el valle de Sidim en el extremo meridional de este mar de 74
kms. de longitud, era el lugar en que estaban ubicadas las ciudades de Sodoma y
Gomorra en los días de Abraham. Al sur de mar Muerto, se extiende la
región desolada y desértica conocida por el Araba. En los 105 kms. de distancia
hasta Petra, este desierto se eleva a 600 metros descendiendo después hasta el
nivel del mar a 80 kms. de distancia en el Golfo de Acaba.
La
Meseta Oriental, o de TransJordania, puede generalmente ser dividida en cuatro
áreas principales: Basan, Galaad, Amón y Moab. Basan, con su rico suelo, se
extiende al sur de monte Hermón hacia el río Yarmuk en una anchura de 72 kms. y
a una elevación de casi 610 metros por encima del nivel del mar. Bajo él, está
el bien conocido territorio llamado Galaad, con su principal río, el Jaboc.
Extendiéndose al nordeste del mar Muerto y hasta donde Jaboc alcanza su máxima
altura, está el territorio de Amón. Directamente al este del mar Muerto y al
sur del río Arnón, está Moab, cuyos dominios se extendieron mucho hacia el
norte en varias ocasiones.
El relato
bíblico—Génesis 12-50
El
actual consenso de los eruditos conceda a los patriarcas un lugar en la
historia del Creciente Fértil, en la primera mitad del segundo milenio a. C. La
aserción de que el relato bíblico consiste en nada más que una leyenda
fabricada, ha sido reemplazada por un respeto general para la calidad histórica
del Génesis 12-50. En gran parte responsables para este revolucionario
cambio, fue el descubrimiento y publicación de las tablillas Nuzu, lo mismo que
otras informaciones arqueológicas que se han dado a la luz pública desde 1925.
Aunque no hay una evidencia concreta para identificar cualquier nombre
específico o sucesos procedentes de fuentes externas a lo mencionado en los
relatos del Génesis, es fácil reconocer que el medio cultural es el mismo para
ambos. La sola evidencia para la existencia de Abraham procede de la narrativa
hebrea, pero muchos eruditos del Antiguo Testamento reconocen ahora su persona
por el lugar que ocupa en los principios de la historia hebrea.
La
cronología de los patriarcas todavía permanece como un punto discutible. Dentro
de este período general, la fecha abogada para Abraham varía desde el siglo XXI al XV. Con
las cronologías para esta era en un estado de flujo, será preciso tomar nota de
varias apreciaciones respecto a la fecha de los patriarcas.
Sobre
la base de ciertas notaciones cronológicas dadas en las Escrituras, la entrada
de Abraham en Canaán, se calcula que tuvo lugar en el año 2091 a. C. Esto
permite 215 años para la vida patriarcal en Canaán, 430 años para el cautiverio
de Egipto y una temprana fecha para el éxodo de Egipto (1447 a. C.). La
correlación entre los acontecimientos seculares y bíblicos basados sobre esta
cronología ha sido sujeta a nuevo ajuste en el cálculo. La teoría,
identificando a Amrafel (Gen. 14) con Hamurabi, exige una reinterpretación de
los datos bíblicos con la aceptación de una cronología babilónica más baja.
Aunque
Gordon sugiere una fecha más tardía, la Edad Patriarcal parece encajar mejor en
el período aproximado de 2000-1750 a. C., de acuerdo con Kenneth A. Kitchen. Resalta
que los principales acontecimientos e historia externa tales como la densidad
de la población, los nombres de los Reyes Orientales (ver Gen. 14) y el sistema
de las alianzas mesopotámicas se comparan favorablemente con los nombres
existentes en documentos mesopotámicos y egipcios de este período. Fue también
durante ese tiempo en que el Neguev fue ocupado temporalmente.
Una
fecha razonable para la emigración de Abraham a Canaán es a principios del
siglo XIX a. C. A la vista de la cronología reajustada recientemente
para el Creciente Fértil, esta fecha parece permitir una mejor correlación
entre los sucesos bíblicos y los seculares. Esto igualaría la entrada de Jacob
y José en Egipto con el período de los hicsos y llevar el tiempo de Abraham,
Isaac y Jacob a una más cercana asociación con la era de Hamurabi y la cultura
reflejada en el Nuzu y en los documentos Mari. Los documentos Mari revelan la
situación política en Mesopotamia alrededor de 1750-1700 a. C. Mientras que las
tablillas de Nuzu reflejan las instituciones sociales entre los humanos (los
horeos bíblicos), alrededor de 1500 a. C., se conoce que algunas de esas
costumbres probablemente prevalecieron en la cultura de la Mesopotamia del
norte, ya por el año 2000 a. C. La presencia de una colonia hitita en los días
de Abraham, también apunta a una fecha después de 1900 a. C. (Gen. 23). Aunque
no se halla respuesta a ningún problema en la fecha del siglo XIX para
Abraham, esta perspectiva parece tener lo más importante a su favor.
Sobre
la base de los personajes importantes de la narrativa de la edad patriarcal,
puede convenientemente ser dividida como sigue: Abraham, Gen. 12:1-25:18; Isaac
y Jacob, Gen. 25:19-36:43; José, Gen. 37:1-50:26.
Abraham (Gen. 12:1-26:18)
Mesopotamia,
la tierra entre dos ríos, fue el hogar y la patria de Abraham (Gen. 12:6;
24:10, y Hechos 7:2). Situada sobre el río Balikh, un tributario del río
Eufrates, Harán constituyó el centro de cultura donde vivió con sus parientes.
Los nombres de la parentela de Abraham, Taré, Nacor, Peleg, Serug y otros,
están atestiguados en los documentos Mari y asirios como nombres de ciudades en
esta zona. En obediencia al mandato de Dios, de dejar la tierra y
parentesco, Abraham dejó Harán para establecerse con un nuevo hogar en la
tierra de Canaán.
Abraham
había vivido en Ur de los caldeos antes de llegar a Harán (Gen. 11:28-31). La
identificación más generalmente aceptada de Ur es la moderna Tell el-Muqayyar,
que está situada a catorce kms. al oeste de Nasiriyeh, sobre el río Eufrates al
sur de Iraq. Se han dado algunas consideraciones a las notaciones geográficas
modernas en los tiempos de Abraham a una ciudad llamada Ur, ubicada al norte de
la Mesopotamia. El lugar meridional de Ur (Uri) fue
excavado en 1922-34, conjuntamente por el Museo Británico y el Museo de la
Universidad de Filadelfia, bajo la dirección de Sir Leonard Woolley. Trazó la
historia de Ur desde el cuarto milenio a. C. hasta el año 3000 a. C. cuando
esta ciudad fue abandonada. En este lugar fueron encontradas las ruinas
del ziggurat que había sido construido por el próspero rey sumerio Ur Nammu,
quien gobernó por poco tiempo antes del 2000 a. C. Esta ciudad continuó siendo
la gran capital de la Tercera Dinastía de Ur. La diosa-luna Nannar que fue
adorada en Ur fue también la principal deidad en Harán.
La
vida de Abraham conduce por sí misma a una variedad de tratamientos.
Geográficamente se pueden trazar sus movimientos comenzando con la ciudad
altamente civilizada de Harán. Dejando a sus parientes, aunque acompañado por
Lot, su sobrino, viajó cosa de 647 kms., hacia la tierra de Canaán, donde se
detuvo en Siquem aproximadamente a 48 kms. al norte de Jerusalén. Además de una
excursión a Egipto obligado por el hambre, Abraham se detuvo en lugares tan
bien conocidos como Betel, Hebrón, Gerar y Beerseba. Sodoma y Gomorra, las
ciudades de la llanura hacia las cuales emigró Lot, estaban directamente
esparcidas al este del País del Sur o Neguev, donde se estableció Abraham.
Frecuentes
referencias indican que Abraham fue un hombre de considerable riqueza y
prestigio. Lejos de ser un nómada errabundo en el sentido beduino, Abraham
disponía de intereses mercantiles. Aunque la valoración de sus posesiones está
modestamente resumida y expresada en una sencilla declaración "todas las
cosas que habían reunido y las almas que habían conseguido en Harán"
(12:5) es muy verosímil que esta riqueza suya estuviese representada por una
gran caravana cuando emigró a Palestina. Una fuerza de 318 sirvientes utilizada
para libertar a Lot (14:14) y una caravana de diez camellos (24:10) no
significa sino una indicación de los recursos con que contaba Abraham. Los
sirvientes estaban acumulados por compra, donación y nacimiento (16:1; 17:23;
20:14). Sus rebaños y manadas de ganado en, constante crecimiento, la plata y
el oro, y los sirvientes para cuidar tan extensas posesiones, indican que
Abraham fue un hombre de grandes medios. Los caudillos palestinos reconocieron
a Abraham como a un príncipe con quien podían hacer alianzas y concluir
tratados (Gen. 14:13; 21:22; 23:6).
Desde
el punto de vista de las instituciones sociales, el relato del Génesis de
Abraham resulta un estudio fascinante. Los planes de Abraham para hacer de
Eliezer heredero de sus posesiones, puesto que no tuvo un hijo (Gen. 15:2)
reflejan las leyes de Nuzu, que determinaban que una pareja sin hijos podía
adoptar como hijo a un sirviente fiel, que pudiera ostentar derechos legales y
quien podía ser recompensado con la herencia, como pago por sus cuidados
constantes y el entierro en caso de fallecimiento. Las costumbres maritales de
Nuzu, lo mismo que el código de Hamurabi, proveían que, si la esposa de un
hombre casado no tenía hijos, el hijo de una criada podía ser reconocido como
legítimo heredero. La relación de Agar con Abraham y Sara es algo típico de las
costumbres que prevalecían en Mesopotamia. La preocupación de Abraham por el
bienestar de Agar puede también ser explicada por el hecho de que legalmente
una criada que pariese un hijo no podía ser vendida para la esclavitud.
Un
estudio devocional de Abraham puede resultar altamente provechoso. La promesa
séxtuple hecha al patriarca tiene un gran alcance en las implicaciones de la
historia. La promesa de Dios de hacer con él una gran nación se realiza
subsiguientemente en los acontecimientos del Antiguo Testamento. "Yo te
bendeciré", pronto se hizo una realidad en su experiencia personal. El
nombre de Abraham se hizo grande, no solo como padre de los israelitas y
mahometanos, sino también como el gran ejemplo de fe para los creyentes
cristianos, según los escritos del Nuevo Testamento, en Romanos, Galatas,
Hebreos y Santiago. Por añadidura, la actitud del hombre hacia Abraham y sus
descendientes habría tenido una directa influencia en la bendición o maldición
sobre el género humano; esto aseguró a Abraham un lugar único en el designio
providencial para la raza humana. Ciertamente, la promesa de que Abraham sería
bendito, fue literalmente cumplida durante su vida, lo mismo que en los tiempos
subsiguientes. Finalmente, la promesa de bendecir todas las familias de la
tierra se descubre en su alcance a escala mundial cuando Mateo comienza su
relato de la vida de Jesucristo, estableciendo que él es el "hijo de
Abraham".
La
alianza juega un papel importante en la experiencia de Abraham. Nótense las
sucesivas revelaciones de Dios tras la promesa inicial a la cual Abraham
responde con obediencia. A medida que Dios hace mayor su promesa, Abraham
ejerció la fe, que se le reconoce como justicia en Génesis 15. En esta alianza,
la tierra de Canaán fue específicamente dada en prenda a los descendientes de
Abraham. Con la promesa del hijo, la circuncisión se convierte en el signo del
pacto (Gen. 17). Esta promesa de la alianza fue sellada finalmente en el acto
de obediencia de Abraham, cuando estuvo dispuesto a llevar a cabo el sacrificio
de su único hijo Isaac (Gen. 22).
La
religión de Abraham es un tema vital en los relatos bíblicos, patriarcales.
Procedente de un fondo politeísta donde la diosa-luna Nannar era reconocida
como el dios principal en la cultura de Babilonia, Abraham llega a Canaán. Que
su familia sirvió a otros dioses queda claramente establecido en Josué 24:2. En
Canaán, y en medio de un entorno idólatra y pagano, la meta de Abraham fue la
de "construir un altar al Señor". Tras que hubo rescatado a Lot y el
rey de Sodoma, rehusó una recompensa, reconociendo que él se hallaba por
completo dedicado por devoción única a Dios, el "hacedor de los cielos y
la tierra". La íntima comunión y camaradería existente entre Dios y
Abraham está bellamente retratada en el capítulo 18 donde él intercede por
Sodoma y Gomorra. Tal vez es sobre la base de Is. 41:8 y Santiago 2:23 que la
Septuaginta insertó las palabras "mi amigo" en 18:17. Al paso de los
siglos la puerta meridional de Jerusalén, que conduce hacia Hebrón y Beerseba,
ha sido citada siempre como la "puerta de la amistad" en memoria de
la relación íntima entre Dios y Abraham.
Isaac, el hijo prometido,
fue el heredero de todo lo que Abraham poseía. Otros hijos de Abraham, tal como
Ismael, de donde descienden los árabes y Madián, el padre de los madianitas,
recibieron regalos cuando partieron de Canaán, dejando el territorio a Isaac.
Antes de su muerte, Abraham dejó a Rebeca por esposa de Isaac. Abraham también
compró la cueva de Macpela, que se convirtió en el sepulcro de Abraham, Isaac y
Jacob, así como el de sus esposas.
Isaac y Jacob (Gen.
25:19-36:43)
El
carácter de Isaac, según se describe en el Génesis, está en, cierta forma
obscurecido por los acontecimientos de la vida tanto del padre como del hijo.
Con el anuncio de la muerte de Abraham, el lector queda inmediatamente
presentado a Jacob, quien emerge como el eslabón de la sucesión patriarcal.
Puede ser que muchas de las experiencias de Isaac fuesen similares a las de
Abraham, por lo que haya poco que narrar al respecto.
Aunque Isaac heredó la riqueza de su padre y continuó la misma pauta de vida,
es interesante notar que se comprometió en cuestiones de agricultura cerca de
Gerar (26:12). Abraham en cierta ocasión se había detenido en Gerar, en
territorio filisteo, pero pasó mucho tiempo en los alrededores de Hebrón.
Cuando Isaac comenzó a cultivar la tierra, obtuvo cosechas que le
proporcionaron el ciento por uno. Aquel éxito tan poco corriente en las labores
del campo, excitó la envidia de los filisteos de Gerar de forma que Isaac tuvo
que desplazarse, por considerarlo necesario, hacia Beerseba con objeto de
mantener relaciones pacíficas.
La presencia de los filisteos en Canaán durante los tiempos patriarcales, ha
sido considerada un anacronismo. El establecimiento caftoriano en Canaán
alrededor de 1200 a. C. representó una migración tardía del Pueblo del mar que
previamente se había establecido en otras ocasiones durante un largo período de
tiempo. Los filisteos se habían establecido en pequeños grupos mucho antes
de 1500 a. C. Con el tiempo se mezclaron con otros habitantes de Canaán, pero
el nombre de "Palestina" (Filistia) continúa llevando el testimonio
de su presencia en Canaán. La cerámica caftoriana por todo el sur y la parte
central de Palestina, al igual que las referencias literarias, testifican la
superioridad de los filisteos en las artes y habilidades manuales. En los días
de Saúl monopolizaron los trabajos metalúrgicos en Palestina.
Polémico en conducta, Jacob surgió como el heredero de la alianza. De acuerdo
con las costumbres de Nuzu, negoció con Esaú para asegurarse la herencia y sus
derechos. Su capacidad de negociador se hace pronto aparente en su adquisición
de los derechos de primogenitura por el escaso precio de un plato de lentejas.
El irreal sentido de Esaú del valor de las cosas, pudo haber sido a la fatiga
temporal y al agotamiento de una expedición de caza que no tuvo ninguna
recompensa. Por añadidura, Jacob ganó la bendición en el lecho de muerte
valiéndose de algún truco y la decepción, instigado por Rebeca, su madre. El
significado de esta adquisición se comprende mejor por comparación con las
leyes contemporáneas que hacían tales bendiciones orales legalmente valederas.
Es de notar, sin embargo, el hecho de que el relato bíblico recargue el énfasis
del lugar que ocupa la jefatura familiar por encima de las bendiciones
materiales.
Temiendo el probable matrimonio de Jacob con mujeres hititas lo mismo que la
venganza de Esaú, Rebeca concibió e instrumentó un plan para enviar a su hijo
favorito a Padan-aram. De camino, Jacob responde a un sueño en, Betel con una
promesa condicional para servir a Dios y una tentativa de dar el diezmo de sus
rentas. Habiendo recibido una cordial acogida en su hogar ancestral, Jacob
entra en un acuerdo con Labán, hermano de Rebeca. De acuerdo con las costumbres
de Nuzu, esto podía haber sido más que una simple labor de contrato para el
matrimonio. Aparentemente, Labán no tenía un hijo en aquella época, por lo que
Jacob fue constituido como heredero legal. Típico de los tiempos, fue el regalo
de Labán de una criada a cada una de sus hijas, Raquel y Lea. La esposa de
Labán dio a luz más tarde otros hijos, por lo que Jacob dejó de ser el heredero
principal. Aquel giro de los asuntos no fue del agrado de Jacob; deseó
marcharse, pero fue disuadido por un nuevo contrato que le abría la posibilidad
de obtener riqueza mediante los rebaños de Labán. En el transcurso del tiempo,
Jacob llegó a ser tan próspero, a pesar del reajuste del contrato de Labán, que
la relación existente entre el padre y el yerno se alteró.
Alentado por Dios para volver a la tierra de sus padres, Jacob reunió todas sus
posesiones y partió en el momento oportuno cuando Labán se hallaba ausente en
un negocio de ganado. Tres días más tarde Labán se enteró de la marcha de Jacob
y envió en, su busca. Tras siete días le dio alcance en las colinas de Galaad.
Labán estaba grandemente perturbado por la desaparición de sus dioses lares. El
terafín, que Raquel había escondido con éxito mientras Labán buscaba las
posesiones de Jacob, pudo haber sido más legal que de significación religiosa
para Labán. De acuerdo con la ley Nuzu, un yerno que tuviese en su poder
los dioses lares podía reclamar la herencia de la familia ante un tribunal. De
esa forma Raquel intentaba obtener cierta ventaja de su marido, al robarle los
ídolos. Pero Labán había anulado cualquier beneficio de esa índole por un convenio
con Jacob antes de que se separasen.
Continuando hacia Canaán, Jacob anticipó el terrible encuentro con Esaú. El
temor le venció aunque en toda crisis del pasado había terminado con ventaja
para él. A punto de no volver Jacob se encaró en una crucial experiencia
(32:1-32). Dividiendo todas sus posesiones en el río Jacob, en preparación para
el encuentro con Esaú, se volvió hacia Dios en oración. Reconoció humildemente
que era inmerecedor de todas las bendiciones que Dios le había otorgado. Pero
de cara al peligro, suplicó por su liberación. Durante la soledad de la noche,
luchó a brazo partido con un hombre. En esta extraña experiencia, en la cual
reconoció un encuentro divino, su nombre fue cambiado por el de
"Israel" en lugar de seguir llamándose Jacob. Después de eso, Jacob
no fue el impostor; en su lugar estuvo sujeto a la decepción y a los
sufrimientos por sus propios hijos.
Cuando llegó Esaú, Jacob se postró siete veces —otra vieja costumbre mencionada
en los documentos Ugarísticos y de Amarna— y recibió la seguridad del perdón
por su hermano. Declinando cortésmente la generosa ayuda ofrecida por Esaú,
Jacob continuó lentamente hacia Sucot mientras que Esaú volvió a Seir.
En ruta hacia el Hebrón, Jacob acampó en Siquem, Betel, y Belén. Aunque
adquirió algunas tierras en Siquem, el escándalo y la perfidia de Leví y Simeón
le hicieron imposible el continuar viviendo en aquella región (34: 1-31). Este
incidente, lo mismo que el ofensivo de Rubén (35:22), tuvo que ver con la
bendición de Jacob por sus hijos (49).
Cuando recibió instrucciones de Dios para trasladarse a Betel, Jacob preparó
para su vuelta a aquel lugar sagrado al suprimir la idolatría de su hogar. En
Betel erigió un altar. Allí, Dios renovó la alianza con la seguridad de que no
solo una nación, sino un grupo de naciones y reyes surgirían de Israel
(35:9-15).
Mientras viajaban hacia el sur, Raquel murió al dar a luz a Benjamín. Fue
enterrada en la vecindad de Belén en un lugar llamado Efrata. Siguiendo su
viaje con sus hijos y posesiones, Jacob llegó finalmente al Hebrón, el hogar de
su padre Isaac. Cuando murió Isaac, Esaú volvió desde Seir para reunirse con
Jacob en el entierro de su padre.
Los edomitas, aparentemente, contaban con una ilustrativa historia. Poco es lo
conocido respecto a ellos, más allá del relato somero relatado en Gen. 36:1-43,
lo que indica que tenían diversos reyes incluso antes de que cualquier rey
reinase en Israel. En este aspecto, la narrativa del Génesis dispone de líneas
colaterales antes de resumir el relato patriarcal.
En
una de las más dramáticas narraciones de la literatura mundial, las
experiencias de José entreteja la vida patriarcal en Egipto. Mientras que los
contactos anteriores habían sido primariamente con el ambiente de Mesopotamia,
la transición a Egipto resultó en una mezcla de costumbres consecuencia de aquellas
dos formas tan adelantadas de civilización. En esta narrativa, notamos la
continuidad de la antigua influencia, la adaptación al ambiente egipcio y por
encima de todo, toda la guía protectora y de control de Dios en las fascinantes
fortunas de José y su pueblo.
José, el hijo de Raquel, fue el orgullo y la alegría de Jacob. Para mostrar su
favoritismo, Jacob le engalanó con una túnica, aparentemente la marca exterior
de un jefe de tribu. Sus hermanos, que ya estaban resentidos contra José
por los malos informes que les concernían, fueron incitados por este hecho a un
odio extremo. La cuestión llegó a su punto álgido cuando José les relató haber
tenido dos sueños pronosticando su exaltación. Los hermanos mayores dieron
suelta a su rencor jurando quitarse de encima a José a la primera ocasión.
Enviado por su padre a Siquem, José no pudo encontrar a sus hermanos hasta que
llegó a Dotan, aproximadamente a 130 kms. al norte del Hebrón. Tras
someterle al ridículo y al abuso, los hermanos le vendieron a los mercaderes
madianitas e ismaelitas, quienes en consecuencia, dispusieron de él como de un
esclavo para Potifar en Egipto. Al mostrársele ensangrentado la capa que vestía
José, Jacob lloró y se enlutó por la pérdida de su hijo favorito en la creencia
de que había sido muerto por las bestias salvajes (37:1-36).
El lector queda en suspenso por el bienestar de José con el episodio de Judá y
Tamar (38:1-30). Este relato tiene significación histórica, por lo que
suministra en pasado genealógico de la línea davídica (Gen. 38:29; Rut 4:18-22;
Mateo 1:1). Además de esto, a despecho de la conducta poco ejemplar de Judá, la
práctica del levirato es mantenida en el matrimonio. La demanda de Judá de que
Tamar fuese quemada por el delito de prostitución, puede reflejar una costumbre
llevada a Canaán por los indo-europeos, tales como los hititas y los filisteos.
Las fuentes ugaríticas y mesopotámicas atestiguan el uso de tres artículos para
significar la identificación personal. Tamar estableció la culpabilidad de Judá
por su impregnación al utilizar su sello, su cinturón y el báculo como prueba.
Puesto que la ley hitiía permitía a un padre hacer cumplir las obligaciones del
levirato al casar a una nuera viuda, Tamar no fue sometida al castigo bajo la
ley local por su estratagema en embrollar el plan de Judas al ignorar sus
derechos de matrimonio. En la legislación mosaica, la estipulación fue hecha
para el matrimonio del levirato (Deut. 25).
El establecimiento de las experiencias de José en la tierra del Nilo, han
quedado mostradas como auténticas en muchos detalles (39-50). Los nombres
egipcios y títulos ocurrieron, como podía esperarse. Potifar es designado como
"capitán de la guardia" o "jefe de los ejecutores" que era
usado como el título que se daba a la guardia personal del rey. Asenat (nombre
egipcio), la hija de un sacerdote de On (Heliópolis), se convirtió en la esposa
de José. Oficiales importantes de la corte egipcia están apropiadamente
identificados como "jefe de mayordomos" y "jefe de los
panaderos". Las costumbres egipcias están asimismo reflejadas. Siendo José
un semita, llevaba barba; pero para su presencia ante el Faraón, tuvo que ser
afeitado de conformidad con las formas egipcias. La fina ropa de lino, el
collar de oro y el anillo con el sello adornaron a José en la típica forma
egipcia cuando asumió el mando administrativo bajo la divina autoridad del
Faraón. "Abrech", probablemente una palabra egipcia que significa
"tomar nota", es la orden para todos los egipcios al producirse el
nombramiento de José (Gen. 41:43). El embalsamiento de Jacob y la momificación
de José, también seguían las normas egipcias del cuidado propio de los
fallecidos.
Son también de gran valor los paralelos en la vida de José y en la literatura
egipcia. La transición de José desde ser un esclavo a convertirse en un
gobernante, tiene un gran parecido con el clásico egipcio, "El campesino
elocuente". Los siete años de abundancia, en los sueños del Faraón,
comportan igualmente una gran similitud con una vieja tradición egipcia.
A todo lo largo de esos años de adversidad, sufrimientos y éxito, la relación
humano-divina es claramente aparente. Tentado por la esposa de Potifar, José no
cedió. No quería pecar contra Dios (Gen. 39:9). En prisión, José confesó
francamente que la interpretación de los sueños solo correspondía a Dios
(40:8). Cuando apareció frente al Faraón, José reconoció que Dios se valía de
los sueños para revelar el futuro (41:25-36). Incluso en el hecho de ponerle
nombre a su hijo, Manases, José reconoció a Dios como la fuente de su promoción
y el alivio de los dolores (41:51). También tomó a Dios en consideración en su
interpretación de la historia: al revelar su identidad a sus hermanos,
humildemente dio crédito a Dios por llevarle a él a Egipto. No dijo de ningún
modo que ellos le habían vendido como esclavo (41:4-15). Después de la muerte
de Jacob, José les volvió a dar la seguridad una vez más de que no buscaría
venganza alguna. Dios había ordenado los eventos de la historia por el bien de
todos (50:15-21).
La magnificación hecha de Dios por José a través de muchas vicisitudes, fue
recompensada por su propia elevación. En la casa de Potifar, fue tan fiel y tan
notable y eficiente que fue elevado a la categoría de superintendente. Metido
en prisión por falsas acusaciones, José pronto fue considerado con
responsabilidades de supervisión que utilizó sabiamente para ayudar a sus
compañeros de encarcelamiento. A través del mayordomo, quien por dos años falló
en recordar su ayuda, José fue llevado súbitamente a la presencia del Faraón
para interpretar los sueños del rey. Fue ciertamente un momento oportuno: el
gobernante de Egipto tenía la necesidad de contar con un hombre como José, que
probó su valía. Como jefe administrador, no solamente guió a Egipto a través de
los años cruciales de la abundancia y del hambre, sino que fue el instrumento
adecuado para salvar a su propia familia. La posición de José y su prestigio
hicieron posible el distribuir la tierra de Gosén a los israelitas cuando
emigraron a Egipto. Aquello fue de una enorme ventaja para ellos, a causa de
sus intereses como pastores.
Las bendiciones de Jacob forman una conclusión que encaja en la edad patriarcal
del relato del Génesis. En su lecho de muerte, pronunció su última voluntad y
su testamento. Aunque se hallaba en Egipto, sus bendiciones reflejan la
costumbre de la Mesopotamia, el hogar original, donde los pronunciamientos
orales eran reconocidos como fiel testimonio de fe ante un tribunal.
Manteniendo las promesas divinas hechas a los patriarcas, las bendiciones de
Jacob, dadas en, forma poética, tuvieron una significación profética.
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